Periodismo en tiempos de represión: la marcha del 10 de marzo

El oficio del periodismo en Venezuela se ha convertido con el pasar de los años en un desafío. Acá debes registrar cada momento con cautela. No hay límites ni consideraciones. La prensa no escapa de la represión.

Una vez más, este 10 de marzo, el escenario se repitió. A los periodistas no les quedó otra alternativa que protegerse con equipos antimotines o buscar vías alternas para resguardarse.

Ahora es noticia: Asamblea Nacional aprobó el Pliego Nacional de Conflicto

Todos Ahora palpó la situación. Varios reporteros distribuidos en Caracas. En moto porque es la forma más fácil de salir de cualquier situación de conflicto. Cada uno en búsqueda de los hechos que ocurren al momento para que la población se informe a través de medios que no siguen la línea del régimen de Nicolás Maduro.

Dos estábamos por el centro de la ciudad, a la espera de los opositores, mientras que la otra mitad del equipo se encontraba en la plaza Juan Pablo II, en Chacao. Este fue el lugar convocado como punto de partida.

Los que nos movilizamos por los alrededores de la Asamblea Nacional estábamos conscientes de los peligros que ahí se corren. Colectivos irregulares hacen de las suyas y no se detienen. También tarimas oficialistas y funcionarios policiales, encargados de frenar cualquier intento opositor.

Periodismo del otro lado de la ciudad

Al ver que no ocurría nada relevante, decidimos trasladarnos todos a la zona de concentración opositora. Nos reunimos en principio hasta que nos dividimos en distintos puntos.

Todo transcurría con normalidad hasta que la marcha arrancó y no quedaba claro hacia dónde se dirigían. La confusión marcó la pauta. La oposición ha apostado por la estrategia de no revelar las rutas que emprenden a fin de que los funcionarios del régimen no logren impedir su paso.

10 de marzo, movilización, periodismo
Foto: Bárbara Rodríguez

Sin embargo, una vez que escogieron la vía, caminaron hacia la avenida Libertador guiados por Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela.

A golpe de 12 y 40 del mediodía comenzaron las lacrimógenas a interrumpir la normalidad del cielo de la ciudad. Periodistas y manifestantes se mantenían en la búsqueda de superar el piquete de policías. Forcejeo, empujones, pero sobre todo desconcierto. Nada claro en esta parte de la protesta.

Guaidó, con un megáfono, tomó la voz de mando. Llamó a los manifestantes a movilizarse hacia Las Mercedes. Al llegar a la plaza Alfredo Sadel no habían anunciado qué pasaría con la movilización.

Guaidó en la marcha del 10 de marzo
Guaidó en la marcha del 10 de marzo. Foto: Bárbara Rodríguez

Luego de al menos una hora y media, indicaron que el objetivo planteado cambió. La sesión de la Asamblea Nacional no sería en la sede del Palacio Federal Legislativo sino en este espacio público.

Rápidamente se organizó la logística. Una bandera gigante, sillas plásticas y un podium aparecieron para acondicionar lo necesario para que los diputados del Parlamento legítimo sesionaran. A su vez, periodistas, camarógrafos y fotógrafos se aglutinaban para hacer la cobertura.

Nuevamente la prensa ahí, de pie. Escuchando el discurso de Guaidó. Atentos a las nuevas manifestaciones. Siguiendo el llamado y las denuncias de la gente. No importa la convocatoria que sea, los venezolanos saben que al final también cuentan con los periodistas.

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