El pasado 9 de julio un grupo de pacientes renales carabobeños, manifestaron para exigir a las autoridades mejores condiciones en el centro de diálisis Valencia Sur. Desean que en este sean reforzadas las normas de seguridad preventiva contra la COVID-19, pues las consideran “inexistentes” en el lugar.
En la manifestación, los pacientes afirmaron que no les aplican gel antibacterial ni tampoco cuentan con baños para lavarse las manos. Por lo que son ellos quienes deben llevar consigo botellas de agua, cloro y hasta vinagre, pues algunos no cuentan para cubrir el costo de un antibacterial.
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Esto es sólo la punta del iceberg
A esto se une que desde hace más cuatro meses las máquinas dializadoras no están 100% operativas en el centro de diálisis Valencia Sur. “Hay cinco máquinas dañadas que las reparan de vez en cuando pero se vuelven a dañar». Comentó Ramón Tovar, paciente renal.
En consecuencia a lo anteriormente mencionado, los pacientes renales no pueden cumplir el tratamiento completo, pues debido a la demanda de personas y a la cantidad de máquinas operativas con las que cuenta el centro, las enfermeras se ven en la necesidad de suministrar solo tres de cuatro horas de diálisis.
“Esta situación es grave, porque por no recibir las diálisis completas uno retiene más líquido de lo normal y en ocasiones tenemos problemas respiratorios” dijo Tovar.
Sin aire acondicionado ni insumos están los pacientes renales
Aunado a esto el centro de diálisis Valencia Sur no cuenta con aire acondicionado desde hace aproximadamente un mes, por lo que una vez más son los pacientes quienes deben cubrir este problema llevando consigo ventiladores e insumos como gasas, guantes e inyectadoras.
La falta de agua se une a este problema
El señor Ramón Tovar necesita ser dializado tres veces por semana. Sin embargo, suelen presentarse situaciones en las que por falta de agua el centro suspende las diálisis a los pacientes que les correspondía ese día. “Cuando eso pasa es seguro que voy a pasar una mala noche, yo dependo de ese tratamiento”.
Así como Tovar son muchos los pacientes renales en Venezuela que dependen de una diálisis mientras esperan en la larga lista de un donante de riñón compatible, para poder tener “una vida tranquila”.
Que hoy en día estos no puedan contar con el único tratamiento para su enfermedad, origina el riesgo que estas personas con insuficiencia renal puedan perder la vida.
“La política nacional de trasplantes de órganos está paralizada”
El Ministerio de Salud no suministra a los centros los insumos básicos para los tratamientos de los pacientes. «Desde una simple gasa, vitaminas, minerales, existen unidades donde no hay oxígeno, no hay ambulancias para atender una emergencia».
«Aquí vamos para años que la política nacional de trasplante de órganos está paralizada”. Explicó el coordinador de la organización Amigos Trasplantados de Venezuela Alfredo Cáceres, según lo reseñó El Pitazo.
A su vez Cáceres añadió que en la mayoría de los centros de diálisis “no hay servicio óptimo de agua potable, no hay servicio eléctrico confiable, no hay buena prestación de servicio de aseo urbano, el transporte público es grave, la ausencia de combustible agrava la situación, aunado a la pandemia”.
Pocas rutas de la salud
Tras el plan Rutas de la Salud instalado por la gobernación del estado Carabobo, quienes a través de estas movilizan a pacientes renales y oncológicos a los centros para que reciban su tratamiento, Cáceres informó que son muy pocas las que existen para atender la demanda de este sector.
“Son cerca de 800 personas, se ofrecieron 15 unidades para la Ruta del Riñón, comenzaron con dos unidades y ya una está fallando. Hacemos un llamado al gobernador Lacava para que termine de completar esta buena idea y busque alternativas. Lamentablemente estas personas no tienen calidad de vida”. Finalizó.