En Anzoátegui cómo en muchos otros estados, los pacientes crónicos y sus familiares, deben pasar un nuevo calvario, lograr surtir combustible.
Desde horas de la madrugada deben realizar cola, en la estación de servicio Diorca, ubicada en la ciudad de Barcelona, para lograr entrar en los 70 cupos que asignan diariamente.
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En una zona peligrosa de la ciudad, sin contar con vigilancia, debido a que los funcionarios militares llegan a partir de las cinco de la mañana, estos deben esperar desde las dos o tres de la madrugada.

¿Cómo es esta experiencia para un paciente crónico o familiar?
En nuestro recorrido para conocer la realidad que viven los pacientes crónicos, nos encontramos con la señora Ana Fajardo. Ella es paciente oncológica, residente del estado Bolívar.
Ana se dirigía hacia la ciudad de Maracay, debido a que ni en Bolívar, ni Barcelona, puede cumplir con su tratamiento de radio y quimioterapia simultánea, pues los equipos en los hospitales, no funcionan.
No conforme con el tener que viajar tan lejos de su hogar, con pocos recursos, en medio de una cuarentena, se tienen que enfrentar al «peloteo» que les montan en las estaciones de servicio.
«Salimos el día de ayer desde Bolívar, hoy jueves no pudimos surtir, nos tienen un peloteo acá. Ya debo esperar hasta mañana, para ver si logro surtir y ver hasta donde llegó con los 10 o 20 litros que dicen que nos daran» expresó Fajardo.
Un familiar de un paciente renal, que no sé quiso identificar, nos contó parte de la historia que ha vivido en estos días. Manifestando que muchas no alcanza los litros de gasolina que les dan, ya que no solo se trata de llevar el paciente a sus citas, también influye la compra de medicina y alimentos.