Los pescadores de Guayacancito, en Nueva Esparta, están de brazos atados por la eliminación del subsidio del combustible. Desde diciembre salir a faenar cambió para ellos, estos deben ingeniárselas para pescar y llevar sustento a sus familias.

Guayacancito es un pueblo pescador ubicado en la Península de Macanao, en la isla de Margarita. Este tiene una flota de más de 78 embarcaciones y encada una de estas trabajan dos marinos. Esto se traduce en casi 160 familias afectadas por la eliminación del subsidio.
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El presidente del Consejo de Pescadores de Guayacancito, Liober Vásquez, dijo que con el problema del combustible los trabajadores del mar solo pueden trabajar en la orilla.
«No podemos ir más allá porque quedamos sin combustible. Yo antes con 130 lts iba a cinco o seis millas, ahora tengo que rendirlos para un mes».
Asimismo, dijo que solo un 10% del total de embarcaciones de esta población se mantiene activa trabajando. Explicó que las ganancias que tienen no son suficientes para que un pescador mantenga a su familia.
Vásquez comentó que esta situación incidirá en el precio del pescado durante la Semana Santa. Además, considera que no habrá suficiente producción con tan pocas embarcaciones activas.
«El precio del pescado no está acorde a los gastos del pescador. El atún estaba a 0.70 dólares y se llevó a 1 dólar eso igual no da. Si se agarran 20 kilos de pescado son 20 dólares y el bidón cuesta 15 dólares, eso no da para nada».
Por su parte, Ranmarys Narváez, pescadora, dijo que no pueden aplicar varios artes de pesca por la falta de combustible.
«Andamos buscando subsidiada o cualquiera que venda el galón en $15 o $20, pero eso no alcanza. En una calada gastamos 6 o 7 bidones de gasolina. Antes calábamos varias veces, pero eso no se pude».
Los pescadores de Guayacancito no pudieron buscar a la embarcación Mi Liz
Los trabajadores del mar de esta comunidad de Península de Macanao no pudieron salir a buscar a la embarcación Mi Liz la semana pasada cuando estaba demorada. Esto porque no contaban con el combustible necesario.
Elsa Millán, directiva del Consejo de Pescadores, relató que hace unos meses se perdieron unos muchachos de Boca de Río y del pueblo salieron más de 1.200 lts de combustible para colaborar a la búsqueda. Esta vez fue imposible.
«En ese entonces había como salir. Esta vez nos sentimos mal, impotentes, con rabia y tristeza por no poder colaborar en la búsqueda. Los pescadores que están trabajando hacen un sacrificio para comprar gasolina internacional».
Los pescadores de Guayacancito temen que se les dañe un motor, ya que con las ganancias que perciben en estos momentos saben que podrán repararlo.
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