Punta de Piedras es la gran puerta de entrada de la isla de Margarita. Hace unos años sus calles estaban llenas de turistas, quienes entraban y salían de la Perla del Caribe a través de los ferris. Sus pobladores aprovechaban ese movimiento de personas para ganarse la vida, pero en la actualidad está desolado.
La grave situación económica que a traviesa el país y que se acentuó con la llegada de la pandemia por de la COVID-19, ha hecho que la capital del municipio Tubores perdiera su esplendor.
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Son muchos los locales comerciales que han cerrado sus santamarías indefinidamente, y los pocos comerciantes que sobreviven hacen un gran esfuerzo por no tirar la toalla y trabajar con los pocos viajeros que hacen uso de los puertos.
Luis Felipe Rodríguez relata que donde labora había ocho locales y ahora solo quedan tres activos. A su juicio, todo decayó con la devaluación de la moneda.
Tampoco va todos los días a trabajar, debido a que debe dejar sola a su esposa quien es discapacitada y quedarse ahí una mañana tampoco resulta provechoso, ya que solo vende un par de dólares.
Caleteros en extinción
Uno de los trabajos más movidos en el puerto era el de caletero. Estas personas ayudaban a los turistas a trasladar sus maletas y mercancía con sus carretillas. Ahora son pocos los que mantienen este oficio.
Con la pandemia las salidas de los pasajeros por ferris se vio restringida por medidas de bioseguridad, y luego de aplicarse el esquema 7+7, el movimiento mermó.
Américo Longart, caletero hace más de 30 años, recuerda cuando a Punta de Piedras llegaban miles de turistas de todos los días.
“Éramos más de 50 caleteros y todos hacíamos plata. Ahora quedamos pocos. En la semana radical solo viajan los camioneros y no hay trabajo, ahora en la flexible hay más pasajeros, pero no ganamos mucho», explicó.
Longart agregó que hay personas que les pueden dar hasta 5 dólares, pero hay otras que no dan casi nada. Sin embargo, aceptan lo poco o lo mucho para no irse con las manos vacías a sus casas.
Las empanadas se quedaron frías
Uno de los trabajos más rentables en Punta de Piedras era el de las empanaderas. Todos los viajeros se comían una empanada antes de embarcar el ferri. Lamentablemente estos deliciosos manjares tampoco son garantía de ventas.
«Cuando hay semana flexible se vende, pero ahorita que es radical no, no hay gente», dijo la empanadera Dalia Lárez.
A su juicio, el muelle de Punta de Piedras está acabado y esto empeoró con las restricciones que generó el coronavirus.
Navieras a medias
En el muelle de Punta de Piedras operan tres navieras Navibus, Naviarca y Gran Cacique, además de Conferry que tiene su propio muelle.
La gerente general de Naviarca, Lorena Salazar, comentó que en la semana flexible tienen tres salidas una Puerta la Cruz y dos a Cumaná, mientras que en la radical solo dos salidas a Anzoátegui y otra a Sucre.
Asimismo, explicó que los buques van al 50 % de su capacidad por el tema de bioseguridad, mientras que la carga si va al máximo.
«La afluencia de pasajeros ha ido mejorando poco a poco. Hay días que ese 50 % va lleno, pero hay días que no. En la semana radical nunca llegamos a ese 50 %».
Un pasaje por persona a Puerta la Cruz cuesta 34 millones de bolívares, mientras que a Cumaná vale 23 millones de bolívares. Los vehículos por su parte, dependen del metraje. Un carro pequeño cuesta 179 millones de bolívares y la Gandola de 17 vale más de 1 millardo de bolívares.
La gerente de Naviarca comentó que no han tenido problemas con el combustible de las embarcaciones.
El equipo de Todos Ahora se acercó hasta el muelle de Conferry, pero sus oficinas estaban cerradas. Se conoció que esta empresa hace un solo zarpe al día a Puerto la Cruz.