La manga de coleo de Güigüe fue remodelada, ampliada y modernizada en el año 1991 bajo la gestión del alcalde Ramón Sánchez. Posteriormente se mantuvo siendo el centro de atención, atracción y dio lugar a coleadores y vendedores durante la gestión de Danilo Montecalvo.
Durante las gestiones venideras, la actual la manga de coleo pasó a ser criadero de culebras, basura, monte, invadida, olvidada por los alcaldes y gobernadores. Un lugar hecho para los coleadores y brindó empleo a vendedores ambulantes, criadores de toros, caballos, entre otros.
Ahora es noticia: Alza del dólar, inflación y control de precios: el panorama que desanima a venezolanos en Argentina
Simón (Pio) Colmenares, quien lleva en esta práctica desde los 14 años y ha sido coleador, juez de coleo, narrador y organizador de estos eventos, en total 36 años de carrera en su haber. Contó que los años 90 fueron los mejores para la manga de coleo: Tenía buen alumbrado, arena de la mejor calidad, estructuras de hierro, además visitaban de todas partes de Venezuela.

Los espacios recreativos piden atención
Principalmente la culpa de que estas condiciones la tienen los dirigentes locales, quienes dejaron hundir en desidia la manga de coleo. Nunca fueron capaces los alcaldes bolivarianos en poner ni un bolívar, ni siquiera tomando en cuenta que un 40% de lo que se asigna a la parte deportiva es para el coleo. «Yo no sé que hacen con ese dinero», relató Simón Colmenares.
A nivel nacional hay leyes en la industria del coleo que en dónde mantener las estructuras en el estado como se encuentra la manga de coleo del municipio sería sancionado. El coleo es un deporte, que aquí se ha quedado atrás debido a esta falta de mantenimiento. Ahora se encuentra repleto de basura. Además, donde se ubicaba el palco presidencial o de los jueces, fue invadido y se encuentra una familia viviendo allí. Al igual que otras personas construyendo en ese terreno.
También contó que así como la manga de coleo, otras canchas deportivas han sido olvidadas, tal como el estadio «Roberto Barreto». Este espacio quienes lo mantienen son los deportistas que hacen vida al lugar e invierten para la mejora de las estructuras.