Sin Escalas-. El sistema de salud público en Venezuela se encuentra colapsado y a punto de caer sobre la esperanza de miles de connacionales. El país se enfrenta a la escasez, los apagones, la violencia, neveras vacías, pobreza y al sentimiento latente de la incertidumbre… En los ojos de la enfermedad.
Millones de venezolanos viven con cáncer, VIH, insuficiencia renal, hipertensión, problemas cardiacos, entre otras enfermedades que requieren tratamientos y una buena atención.
Ahora es noticia: Cinco fallecidos y 362 nuevos infectados por COVID-19 este jueves
Según la red Nacional Médicos por la Salud, “el porcentaje de hospitales públicos venezolanos con acceso intermitente al agua creció del 28 % en 2014 al 69 % en 2016. En 2019, el 70 % indicó tener un acceso intermitente al agua y el 20 % informó directamente no tener acceso”, esta situación se ha agravado más en el último año y es una situación que se acentúa en el interior del país.
Ro Hernández reportó que “Enrique José Martínez de 74 años tiene tuberculosis, es reincidente en la enfermedad pero esta vez, sin acceso a medicinas… Perdió su trabajo y su casa a raíz de su padecimiento”, como él existen incontables casos que se encuentran sin ayuda del Estado.
Los hospitales se encuentran en los ojos de la enfermedad
Quienes asisten a los hospitales en busca de esperanza se enfrentan a pasillos en donde reina la oscuridad, habitaciones repletas de zancudos, manchas de sangre, basura, camillas dañadas, falta de equipamiento, salas en desuso y baños llenos de suciedad; situación que va en contra de cualquier norma sanitaria y no es apta para ningún centro médico.
Los pacientes que batallan solamente exigen una cosa: el derecho a salud. Este pedido básico se encuentra lejos de ser respetado, las personas que actualmente deben asistir a terapias, tratamientos o citas para chequearse, se encuentran expuestos a distintos virus, en especial, al que tiene al mundo en cuarentena: el COVID-19, “las medidas de prevención en los hospitales son casi imposibles en un sistema que refleja un 76 % de escasez de jabón, 90 % de alcohol o gel y el 60 % de guantes o mascarillas”, destacó el portal web Crónica Uno.
Trabajando con las uñas y en quiebra, no hay gasas, guantes, ascensores o sillas de ruedas. Quienes van en busca de ayuda terminan estando entre la espada y la pared rezando por atención o sufriendo al darse cuenta que el sistema por el cual optan se encuentra desahuciado.
El personal de la salud lucha por evitar caer de rodillas ante un sistema que los ignora, el cual en la mayoría de los casos, voltea el rostro ante el padecimiento de los enfermos y las denuncias de aquellos que históricamente han batallado en primera línea por el bienestar de la población.