Resulta difícil creer que una persona puede estar secuestrada durante 31 años, pero sí, es posible, y sobre todo aterrador. El caso ocurrió en Venezuela y tiene como protagonista a Morella, víctima del Gordo Mathías.
La manipulación es un elemento clave del perfil de este sujeto, además de que se hace pasar por un hombre normal, según coincidieron tres especialistas en entrevista con Todos Ahora para dar luces acerca del responsable de haber secuestrado a tres mujeres más en el estado Aragua.
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La primera opinión fue la del psicólogo Carlos Valero. «Una persona con la habilidad de secuestrar a alguien tiene un trastorno de personalidad antisocial. Para una persona llegar a ese nivel y actuar de esa manera, está más allá de la ley y de los derechos de la víctima. Sin hacer una evaluación de la persona podría asumir que tiene ese trastorno».
Posibles rasgos piscológicos del Gordo Mathías
El experto explicó que este trastorno se caracteriza por tener desinterés hacia los demás, también trasgreden las normas sociales y los derechos. Sencillo: su norte son conductas antisociales. «Yo soy tu pareja, por eso te golpeo, no permito que veas la luz del día, no te dejo salir», expuso como ejemplo.
«Este trastorno es muy particular porque empieza en la niñez. Se desarrolla por experiencias negativas en la infancia y es mantenida en el tiempo por la familia o el círculo cercano a la persona», agregó.
La madre del secuestrador, un elemento clave
Uno de los análisis que Valero destacó fue en relación a la madre del victimario, quien habría participado en el secuestro de la esposa de su hijo. Según el reportaje de Crónica Uno, la mujer duró en cautiverio 32 años, uno más que Morella.
¿Pero qué es lo llamativo de todo? La víctima estaba secuestrada en la casa materna del secuestrador, ubicada en el sector Las Mayas.
«No solo es el Gordo Mathías sino también es su mamá. Si en su infancia fue maltratado, abusado o abandonado; esas experiencias lo llevan a comportamientos agresivos. Él tiene una historia de comportamiento agresivo de larga data, con una ausencia de sentimiento de culpa. Él no asume que lo que hizo está mal», precisó.
¿Qué pasó con las víctimas?
A muchos sorprendió el largo tiempo que estas mujeres estuvieron bajo el yugo del Gordo Mathías.
Sin embargo, el psicólogo sostiene la teoría de que desarrollaron la condición de indefensión aprendida. «Es cuando tengo un problema e intento solucionarlo, pruebo 20 formas, y no encuentro la solución; la persona simplemente acepta el problema», definió.
Por esta razón cada una de las maltratadas se mantuvieron bajo los abusos del secuestrador, asegura el especialista.

La tabla de salvación
El instinto de supervivencia fue el detonante para que Morella lograra escapar. Valero sostuvo que pese a los años que pasó secuestrada, la víctima encontró una motivación para salir del calvario que vivió por más tres décadas.
En este sentido, explicó que el sujeto con las amenazas y manipulaciones destruyó el sistema de defensa de Morella, hasta que su instinto de supervivencia se sobrepuso para que alcanzara la libertad.
Un hombre «normal»
La psicopatía desarrollada por el detenido lo hace tener una vida normal.»Hago la agresión, violento los derechos de los demás pero estoy en la calle como si nada pasara. Estadísticamente son personas con familias formales, más bien este caso es atípico porque no tenía una relación socialmente formal», dijo Valero.
«Creo que este sujeto manipuló exageradamente a las víctimas a nivel psicológico y físico y esto evitó que escaparan. Esto es algo de familia», concluyó en su declaración.
El silencio de los vecinos
Para la población venezolana, este caso tiene varias lecturas. Aquí interviene la opinión del sociólogo Luis Cedeño.
«Es un caso muy singular. Yo no creo que en los últimos 20 años se haya dado uno igual en Venezuela. No es una tendencia, es simplemente un caso particular, pero no para decir que a la gente la están secuestrando y la están dejando décadas encerradas», manifestó.
También estimó que los vecinos no intervinieron de forma contundente, debido a que en el país «la gente no está dispuesta a denunciar nada ni meterse en la vida de los demás. Aquí no hay una cultura de denuncia».
La omisión afecta a los venezolanos como sociedad. «Fallamos al no decir cuando algo parece mal o huele raro. Si parece que no está bien, probablemente no esté bien. El no denunciar la gente lo toma como un tema para evitar conflicto», consideró.
A su vez, habló del temor a recibir críticas o burlas por sufrir una violación a sus derechos. «A la gente la roban o es víctima de violaciones sexuales y no dicen nada. Existe el temor a ser revictimizado -ya eres víctima porque te secuestraron- y la gente te dice: ´¿por qué te dejaste hacer eso?´».

Un llamado a la sensibilidad
Cedeño se refirió al papel que jugaron los funcionarios de seguridad, quienes infunden en ocasiones desconfianza. Bien sea por no prestar atención a las denuncias de las víctimas o por no actuar de forma oportuna.
Un llamado que hizo el sociólogo fue para la ciudadanía, la cual debe tomar este caso como ejemplo. «Las personas tienen que ser más sensibles. Sin embargo, esta falta estuvo provocada por factores estructurales como las instituciones del Estado y la desconfianza en las autoridades».
Hecho inédito
Luis Izquiel, criminólogo y abogado penalista, catalogó de inédito lo sucedido con Morella. «Tengo años analizando la realidad criminal en Venezuela y no había visto un acto similar. En otros países si lo había visto, hace unos años se presentó en Cleveland. Un hombre que tenía a tres mujeres metidas en una casa», dijo para recordar el caso de Ariel Castro, un sujeto que secuestró a dos mujeres en un sótano durante 2002 a 2004.
«No tengo precedente de algo similar en el país. Es un piso 4, hay vecinos, hay gente pasando por las escaleras. Eventualmente alguien podría tocar la puerta, alguien de una empresa de servicio o un vendedor. Es lo que llama la atención de cómo durante décadas Morella no pudo comunicarse con el exterior para pedir auxilio», dijo.
Sobre la falta de ayuda por parte de los vecinos, consideró que es algo extraño. Aunque explicó que esto pudo deberse al mal trato de las instituciones gubernamentales y la desconfianza en ellas.
Condena máxima para el Gordo Mathías
«Imagino que un abogado defensor tratará de decir que es un enfermo. Aunque estos individuos tienen tendencia psicópata, son imputables ante la ley. Tiene que pagar como si fuera una persona normal», aseguró Izquiel acerca de lo que judicialmente enfrentará el Gordo Mathías.
Según el abogado penalista, el sujeto podría recibir la máxima pena de la legislación venezolana: 30 años. «Se produce lo que se denomina concurso real de delitos. Las penas, según el ordenamiento jurídico, tendrían que sumarse. Se toma en cuenta la pena de más años de cárcel y luego se van sumando, pero como son tanto delitos se estaría enfrentando a la máxima pena», detalló.
En el caso también hay varios tipos penales que encuadrarían en su conducta: esclavitud sexual, agresión psicológica y física. Es probable que también aparezca el delito de violación.
«Estos sujetos se ponen un camuflaje y se tratan de mezclar en la sociedad. A veces no dan síntomas de que son unos trastornados, pero evidentemente después de que se les descubre todo, ellos encuadran con lo que se denomina un psicópata», finalizó.