Día 3: entre la reflexión y la esperanza

Esta cuarentena social obligatoria y por sentido común voluntaria. La vivo como creo que en su mayoría lo hacen los venezolanos, un día a la vez. Con la esperanza de que pronto pueda acabarse, con la certeza de que es necesaria, con el miedo de que sea un fracaso, con la incertidumbre de que pueda existir entre mis familiares y convivientes algún infectado y con la mística de creer que es solo un episodio dentro de la historia humana que nos tocó vivir. 

Días de reflexión

Estos días en casa ya he leído y reflexionado sobre las teorías y supuestos científicos que justifican la existencia del coronavirus. En su mayoría producidas desde el miedo y la desinformación. Otras desde el rigor científico (las que me inclino en defender y creer). Pero admito que la ingente cantidad de información que circula acerca del virus, han ido generando un caldo de cultivo propicio para la creación de suposiciones, conjeturas y teorías conspirativas. Que me obligo a digerir, dentro de esta preocupante y lenta rutina.

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Así pues, por costumbre o por obligación ante la euforia colectiva me he visto inmersa en las compras algo nerviosas; ya soy una visitadora recurrente de los supermercados en busca de lo necesario y estos días ver cómo otros se suman de forma paulatina a esta tarea me preocupa. Sobre todo, al saber que el sistema productivo del país no va soportar un consumo acelerado a la par de una producción ralentizada.

Esto me inquieta principalmente por mis hijos. Dos pequeños que en casa han visto un vuelco en su rutina y lejos de entender se estresan y no comprenden. Por ellos y para ellos me obligo a mantener la calma y me apoyo fundamentalmente en mi hermana, una docente de primaria quien trasladó de forma divertida el salón de clases a la mesa de la sala. También me desconciertan mis padres, ambos con edad de medio siglo aproximadamente, trabajadores incansables, que viven de sus oficios diarios y de no salir a la calle no pueden reproducir sus ingresos; en sus ojos solo veo preocupación y angustia que, aunque no expresan es evidente; sé que no son los únicos y es la realidad de gran parte de la sociedad venezolana.  

Texto de Gerly Molina para #CrónicasEnCuarentena

Daniedua23

Empieza por hacer lo necesario, luego lo posible y de pronto estarás logrando lo imposible.

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