La epidemia que azota al mundo en estos momentos va causando daños colaterales a su paso, no solo a nivel de salud.
Al deber cumplir con un aislamiento social y cuarentena total, las rutinas diarias de cada ciudadano han quedado a un lado, afectando su estabilidad emocional y social, en el ámbito laboral, personal y en la educación.
Las fallas con la conexión a Internet y la deficiencia de los servicios de comunicación han significado un atraso para los trabajadores que aún deben cumplir con sus labores desde casa.
Además las deficiencias de los servicios básicos como agua y electricidad obligan a los ciudadanos a encontrar nuevas alternativas.
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Mantener un equilibrio en el cumplimiento efectivo de los trabajos pese a la ansiedad
Alejandro Gutiérrez explicó que “se pierde la continuidad de la comunicación y se desfasan los horarios de trabajo de cada miembro del equipo porque estando en casa y en estas circunstancias, no todos pueden sentarse a trabajar a la misma hora».
“Aun teniendo herramientas para trabajo colaborativo online, la velocidad de la conexión a Internet es lenta y dificulta el aprovechamiento de dichas herramientas”, señaló Gutiérrez.
Por su parte, Gabriela Pereira aseguró que “la cuarentena es un atraso significativo para su trabajo”. Esto le genera gran nivel de ansiedad y preocupación.
Aunado a ello, Pereira mencionó que con “el país paralizado, la economía irá empeorando progresivamente” debido a la situación que atravesaba Venezuela antes de la llegada del virus.
Las universidades han tenido que poner un stop
María Martínez Urbaez estaba por iniciar su último semestre de Comunicación Social el 26 de marzo. Desde que se declaró la cuarentena, su universidad posterga de manera indefinida el inicio de clases.
“Mis estudio los congeló totalmente, no sé cuando vaya a empezar eso me tiene muy preocupada», expresó.
Asimismo, Juan Urbina aseveró que ha sido un trayecto difícil de transitar. “Considero que ha afectado mi vida académica de manera negativa, ya que no tengo el hábito de trabajar o estudiar en el mismo ambiente en el que se encuentra mi hogar por cuestión de concentración y objetividad”.
“Con esto, todo se pospone, los planes se cambian y hay que comenzar todo de nuevo”, alegó Samuel Rivero, quien iniciaría su semestre de Derecho en la Ucab Guayana.
Otro caso es el de María López, quien recibiría su título de arquitecto, pero su acto también fue cancelado. “Estoy a la deriva, esperando algo que no sabemos cuándo pueda pasar”.
¿Qué pasa con el estado de ánimo de las personas?
«Me estoy volviendo loca. No estoy acostumbrado a estar en la casa, a parte tampoco tengo todas las comodidades en mi casa, no tengo ni agua”, relató Iris Gil, quien desempeña labores en el centro comercial Orinokia.
“Trabajando tengo la oportunidad de hacer cosas que me ayudan a producir más, encerrado acá, no”, dijo.
“Me ha afectado el estado de ánimo. Estoy sola, a 8 horas de mi hogar y sin posibilidad de llegar, el encierro me ha afectado”, agregó.
“Ha afectado mis horas de sueño. No tener tanta actividad física me hace tener mucha energía acumulada y no logro conciliar el sueño sino hasta la madrugada”, explicó Alejandra Mendoza, otra habitante de la ciudad.
Sin embargo mencionó que ha logrado obtener cosas positivas, como dedicar momentos a ella y su familia, “tenía tiempo sin enfocarme en eso”.
“Mantengo la calma, esto es más grande que terminar la carrera, es un problema que nos involucra a todos”, indicó.
Por su parte, Pereira dijo: “El aislamiento es difícil, es complicado pero es lo necesario para ayudar al resto de las personas y a nosotros mismos”, acotó Pereira