La región andina la conforman los estados Táchira, Mérida y Trujillo. Estos territorios, gracias a su condición climatológica y la riqueza de sus tierras han sido las principales fuentes de producción agrícola del país.
Sin embargo, este sector ha sido gravemente golpeado desde hace más de 10 años, cuando el Gobierno de Chávez ordenó la expropiación de grandes hectáreas de tierras que se encontraban produciendo. Además se encargaban del abastecimiento de productos en la mesa de los venezolanos.
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Actualmente, esas tierras siguen en total abandono y sin producción alguna. Lo mismo ocurrió con Agroisleña, la principal empresa encargada de ofrecer al agricultor una amplia oferta de insumos necesarios para sus cultivos que iban; desde la venta de semillas así como de herbicidas, insecticidas, fungicidas, fertilizantes hasta equipos agrícolas de primera generación. Una vez expropiada la agricultura, Venezuela fue directamente afectada.
Es por ello, que desde Todos Ahora hemos querido conocer el estado en el que se encuentra la producción agrícola de los andes venezolanos. También cómo se han tenido que reinventar no sólo por la pandemia sino antes de ella, con las dificultades a las que deben enfrentarse diariamente para seguir trabajando y sacar sus cultivos adelante.

La agricultura en el estado Mérida
El estado Mérida después del turismo, la agricultura constituye una de las principales actividades económicas del estado que se caracteriza por la siembra de; papa, zanahorias, ajo, lechuga, coliflor, repollo, apio, tomate, café, cacao, cambur y yuca.
Luifran Araujo es un joven agricultor de Mucuhíes, municipio Rangel del estado Mérida. Actualmente se encuentra cultivando ajo en el páramo merideño. Brindó su testimonio de cómo han tenido que afrontar la difícil situación por la que atraviesa el sistema agrícola de la región.
Los desafíos que enfrentan son múltiples. Entre ellos: escasez latente de insumos básicos para la producción, pérdida de las cosechas, ausencia de combustible para trabajar la tierra, falta de transporte para movilizar las cosechas hacia el consumidor y la paralización de las maquinarias por falta de repuestos.
Por estas razones se les hace más cuesta arriba continuar. Sin embargo, para Araujo esto no es un impedimento cuando se tienen las ganas de seguir trabajando por Venezuela.

¿Cómo es el proceso de la siembra del ajo?
La cosecha del ajo va entre cinco a seis meses, tratamos de hacer dos cultivos al año. Y en el siguiente periodo sembramos otro rubro, por ejemplo; papa o zanahoria para que el desgaste del suelo sea menor.
Ante la escasez de insumos que necesitamos para las producciones, nos vemos en la obligación de traerlos desde el exterior, pagando en moneda extranjera para poder sacar las cosechas adelante. Aunque también se corren riesgos, hemos tenido casos de otros agricultores y amigos a quienes le han llegado los insumos en mal estado y esto ha ocasionado grandes pérdidas de cosechas.
Cuando arrancamos la cosecha dejamos la semilla y entra en el proceso de secado en los galpones aptos para ello por 22 días aproximadamente y luego preparamos la tierra para sembrarla nuevamente.

¿Cuál es la principal motivación para seguir trabajando en Venezuela como agricultor?
Un productor siempre es un creador de esperanza y nosotros a pesar de que todo se nos ha puesto cuesta arriba seguimos trabajando por Venezuela. Las condiciones no son las más óptimas, pero estamos trabajando con el corazón y es lo que hemos hecho por tradición familiar.
Nuestra motivación para seguir en Venezuela es que creemos en los nuestro, en nuestras tierras y nuestra gente. Porque no hay nada más satisfactorio que ver a las personas consumir nuestros productos cuando llegan a los mercados y saber que los adquieren porque son productos de calidad y les gusta.
¿Cómo se mantiene un agricultor en pie hoy en día ante tantas dificultades?
Estamos trabajado con las uñas, con las ganas, con el esfuerzo e incluso muchas veces trabajamos a pérdida, pero nos desgastamos en eso porque es lo que sabemos hacer, es lo que nos gusta y nos motiva todos los días.
Poniéndole corazón a nuestras actividades, este proceso ha sido muy duro para nosotros desde la falta de atención por parte del gobierno ya no nos llegan insumos, el tema del combustible y del transporte son cada vez peor.

¿Cuáles han sido las principales limitaciones ?
La cuarentena nos ha puesto todo de cabeza, con el cierre de los mercados por ejemplo, el de Maracaibo, Valencia, Caracas e incluso el de acá de Mérida. La semana tuvimos problemas con el mercado Murachi en el municipio Libertador. Aún no se aclara con la alcaldía cuál va a ser el puesto de funcionamiento del mercado, nos encontramos a la expectativa de lo que pueda seguir pasando y no queremos que la producción se siga perdiendo.
Considero que la escasez de combustible se ha convertido en el principal obstáculo para la producción nacional, sobretodo aquí en Mérida que ya tenemos meses padeciendo por la falta del combustible, el gasoil es un suplemento. Sin embargo, también hemos tenido dificultad para su adquisición.
Por otra parte, el tema de la movilización, transportar un camión de papas desde Mérida hacia la ciudad de Caracas es una locura hoy en día, entre las vacunas y el matraqueo en las alcabalas. Para nadie es un secreto todo eso que nosotros vivimos a diario.
¿Cómo se han tenido que reinventar los agricultores?
A causa de la pandemia los mercados mayoristas a nivel nacional no están abriendo, lo que ha hecho que tengamos que buscar otras alternativas, por lo general los compradores nos hacen los pedidos y los enviamos directamente al comprador.
En cuanto a la distribución en el estado Mérida nosotros nos encargamos de “rutiar” en las verduleras. Todo eso lo hemos venido atendiendo, no de la manera más óptima sino cuando las condiciones nos lo permite.
Muchas cosechas se han perdido en la región andina. En el caso de la siembra del tomate que es uno de los más delicados, porque cuando se arranca al día siguiente ya debes ponerlo en los mercados y ante las circunstancias actuales hacemos lo humanamente posible porque esos productores lleguen a los consumidores en buen estado.
Nos reinventamos en el manejo de las tierras ya no podemos usar tractores ahora estamos usando los bueyes siempre los hemos usado. Pero actualmente lo debemos usar con mayor frecuencia por la falta de combustible que si vive en la región. Lo mismo ocurre para transportar las cosechas lo estamos haciendo con caballos y cuando podemos adquirir combustible con precio en dólares lo pagamos.
¡Nadie nos va a detener, seguimos con mucha esperanza trabajando en nuestro país y con ganas que siempre hemos tenido de seguir adelante! Concluyó Luifran.
Excelente reportaje los agricultores crean la posibilidad de subsistencia de la poblacion venezolana y apesar de eso son un sector menospreciado .