Venezolano en Ecuador obligado a limpiar zonas contaminadas por COVID-19 sin elementos de seguridad

Migración, injusticia y xenofobia son los tres grandes ejes que mueven la historia de Edgard Bombart, un joven venezolano que se fue a Ecuador buscando un mejor futuro y le tocó atravesar una difícil situación. Hoy se ve sin trabajo, envuelto en una gran polémica y discriminado en muchos de los lugares que visita.

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¿El trabajo o la vida?

Esta pregunta no solo se la hizo Edgard, muchas personas alrededor del mundo se preguntan lo mismo frente al coronavirus. Según el diario El Comercio, la pandemia por COVID-19 puso en riesgo a 508.000 empleos en Ecuador, mientras que 233.000 personas pasarían al comercio informal. Durante el mes de abril se estimó que la tasa de desempleo subiría a 6,5%, los venezolanos no quedaron fuera de esta realidad.

Edgard trabajó en el Hospital Verdi Ceballos Balda, ubicado en Portoviejo. Él no era personal del hospital, pertenecía a una compañía de limpieza dirigida por el ingeniero Miguel Alarcón, según contó Edgard al equipo de Todos Ahora. 

El hospital antes mencionado recibe pacientes con COVID-19, Edgard limpiaba áreas delicadas como la morgue. Ante tal exposición al virus, lo más responsable sería tomar las medidas de prevención: trajes, guantes, mascarillas, entre otros elementos para efectuar el trabajo sin resultar contagiado. Así lo venían haciendo y sin problemas el venezolano realizaba sus labores.

Exponerse directamente al virus por un salario

Una tarde, nos cuenta Edgard, el señor Alarcón lo llamó para que realizara una “desinfección terminal en un área contaminada por COVID-19”. Edgard anteriormente hizo este trabajo, sin embargo esta vez se le pidió que lo hiciera fuera de su horario de trabajo y sin protecciones como guantes o mascarillas.

 “La desinfección era en una zona aislada del hospital. A media hora de distancia aproximadamente. Mi horario es hasta las seis de la tarde, a esa hora me busca el transporte para llevarme a mi casa, que es a una hora de distancia del hospital. Mi jefe me mandó a hacer la desinfección a las cinco de la tarde, ese trabajo se hace en una hora y media. Lo primero que le dije fue que me iba a dejar el transporte, dijeron que era algo que yo tenía que solucionar porque yo estaba prestando un servicio y tenía que estar dispuesto”, contó Edgard.

A pesar de esto, la insistencia fue tal que Edgar accedió a hacer el trabajo y pidió los insumos para ir a realizar la labor sin correr peligro. “Yo con tal de mantener mi trabajo lo hacía”, comentó. “Le pedí los insumos y me dijo que no, que no tenía mascarillas, no tenían guantes. Lo único que sí tenían era: lentes, el traje descartable, protectores para los zapatos y gorros quirúrgicos. Pero no tenían lo más importante: guantes y mascarillas”.

Despedido del trabajo

Edgard no realizó el trabajo. Cuando llega al siguiente día nuevamente le llamaron la atención. Su jefe insistió en que se le estaba dando una oportunidad de trabajo y él la desaprovechaba, conociendo su situación de inmigrante. Finalmente prescindieron de sus servicios.

Sin embargo, Edgard no recibía su salario desde el mes de febrero. Este exigió que se le cancelara febrero, marzo y los seis días trabajados del mes de abril. “El jefe me pidió que fuera a su casa para cancelarme. Cuando estoy allá él hizo unas cuentas que no estaban claras para mí”. Su jefe pretendía hacerle descuentos que, según Edgard, eran injustos.

Acusado

Frente a la negativa de Edgard por los descuentos que querían hacerle, su jefe lo acusó de ladrón. Puso una denuncia ante la Fiscalía, por el robo de 20 dólares. Además envió una notificación a través de un sistema de mensajería al que tienen acceso empresas, ministerios y gobernaciones. El mensaje enviado sugiere a las empresas ecuatorianas no contratar personal venezolano, alegando que son unos ladrones.

Este dinero le fue entregado a Edgard para transporte, en meses anteriores, este manifestó que hizo uso de ellos porque nunca dejó de trabajar durante esos meses.

Por si fuera poco, la foto de Edgar hoy rueda por todas las empresas con esta acusación, dificultando que este pueda conseguir un nuevo trabajo en su localidad. Finalmente su jefe recapacitó y eliminó la denuncia en contra de Edgard, pero su reputación sigue en tela de juicio.

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