La pandemia tiene 163 días en Venezuela y las personas cambiaron de manera radical su estilo de vida, de lo presencial se pasó al mundo virtual. Hay trabajos que no se pueden realizar desde una pantalla, y es en ese momento, que toca reinventarse y pensar ¿qué hacer para salir victorioso de esta batalla?. Hoy Día del Peluquero, se puede decir que son uno de los gremios más afectados ante esta situación.
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Lourdes Meza, es una peluquera humilde que tiene toda su vida embelleciendo a las personas y que, esta vez, le tocó cambiar su estilo de trabajo desde el pasado mes de marzo cuando no pudo seguir atendiendo a los clientes en su local ubicado en Caricuao. Ahora es ella quién debe realizar las visitas y ganarse el dinero para poder sustentar a su familia. Lourdes se mantiene a diario pendiente de su celular para contestar la llamada de algún cliente, y aunque muchas veces no tiene tanta suerte, su buen trabajo y profesionalismo la han ayudado a sobrevivir. Este será un Día del Peluquero distinto para ella y todo el gremio.
A la espera de la clientela
En las mañanas se despierta con la esperanza de poder producir dinero en el día. Su teléfono suena y le da gracias a Dios porque recibió una llamada de trabajo, y es cuando Lourdes se prepara y guarda el secador, plancha, tijeras y cepillos en su bolso, haciendo espacio para llevar todos sus implementos de trabajo.
Con la mejor energía y con la bendición de Dios, cruza la puerta de su casa con la esperanza de recibir otra llamada. El trabajo de esta peluquera es a domicilio, y aunque al comienzo no veía buenos resultados, las cosas cambiaron. Las mujeres no solo desean verse arregladas a pesar de estar confinadas, los caballeros también solicitan de los servicios de Lourdes para mejorar su aspecto físico.
Una luz en los días de flexibilización…
En las semanas de cuarentena flexibilizada, Lourdes sube la santamaría de su negocio para tratar de recuperar lo que no se pudo hacer durante los días radicales. La esperanza de recibir más clientes, mantiene a la peluquera firme ante las adversidades. Cada día, con los cuidados sanitarios, a las 8:30 a.m. Lourdes espera con fe la visita de su clientela.
Mientras limpia y desinfecta sus implemetentos de trabajo, Lourdes no pierde las esperanzas de que será un gran día de trabajo, se caracteriza por ser una mujer que ha puesto el pecho en los momentos más difíciles de su vida, es una viva representación de la mujer venezolana. Recibiendo a sus primeros clientes, la mente de Lourdes se enfoca en hacer bien su trabajo para dejar una sonrisa de satisfacción en su clientela que se ha mantenido fiel a ella.
El reloj sigue su curso. A eso de las 2:00 p.m. Lourdes cansada ha tenido una mañana productiva, y siempre agradecida por la oportunidad de seguir trabajando en días díficiles. Aunque el agotamiento se apoderaba de sus manos y pies, esta peluquera continuaba atendiendo a su clientela con la mejor sonrisa. El reloj marcó las 5:00 p.m. y llegó la hora de cerrar el local con la firmeza de que el siguiente día será mejor. Pues así, transcurren los días de Lourdes en la cuarentena flexibilizada.
Otra semana de cuarentena radical…
Otra vez, inicia la semana de cuarentena radical en el país, Lourde despierta de nuevo con la esperanza de recibir esa llamada, pero siempre se ha mantenido agradecida con Dios porque para ella ha sido una bendición tener trabajo en medio de la pandemia y así se aplaude en el Día del Peluquero.