El pasado viernes en rueda de prensa extraordinaria, el presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, Jorge Giménez, anunció que el hasta entonces seleccionador nacional, José Peseiro, había renunciado a su cargo al frente de La Vinotinto. Esta noticia causó un fuerte impacto en toda la órbita del fútbol venezolano, no tanto por sus razones, que ya eran prácticamente de dominio público, sino por la cercanía con la triple fecha de Eliminatorias Suramericanas, que al momento de publicarse estas líneas estarán a tan solo 10 días.

Con este contexto y ya transcurridos algunos días, procederemos a hacer un análisis un poco más en frío de esta decisión y también qué podemos esperar que ocurra en el ámbito de la Vinotinto en las próximas semanas.
¿Por qué renunció José Peseiro?
Desde hace varios meses, diversos periodistas que cubren el fútbol nacional han ido denunciando tanto en medios audiovisuales como escritos, que tanto Peseiro como su cuerpo técnico tenían varios meses sin cobrar sus sueldos y al menos en un par de oportunidades se había informado que el técnico lusitano estaba cerca de presentar su renuncia. Mucho de esto se le podía achacar a la inestabilidad del momento en la propia Federación Venezolana de Fútbol, que se encontraba bajo el control de una comisión normalizadora en espera de que se llevaran a cabo las elecciones para elegir una nueva dirigencia.
Sin embargo, aún con la nueva junta directiva a cargo desde hace algunos meses, esta situación se mantuvo y durante la última semana, primero se dio la dimisión del preparador de arqueros, Daniel Correia y un par de días después se dio a conocer la decisión de Peseiro de dar un paso al costado. En la rueda de prensa, el presidente de la FVF comentó que esta deuda era de “alrededor de un año”, mientras que el comunicado publicado por el propio entrenador desde sus redes sociales indica que los impagos ascienden a catorce meses.
Dicho todo esto la razón de la dimisión es lógica. Al final es insostenible permanecer en cualquier trabajo teniendo tantos meses sin cobrar y hay que destacar el compromiso y profesionalismo de Peseiro por permanecer en el cargo tanto tiempo en esta situación. Quedará por verse si el portugués interpondrá alguna demanda a la FVF para poder saldar esta deuda o si ambas partes logran llegar a un acuerdo.
Lo curioso es la temporalidad con la que el lusitano tomó esta decisión, tan cerca de los próximos partidos oficiales, cuando pudo haber renunciado después de la Copa América o en algún momento en el que la FVF tuviese más tiempo para maniobrar. Esto da pie a pensar que había algún tipo de compromiso que no se cumplió por parte de la dirigencia y que fue la gota que rebasó el vaso para Peseiro y su equipo de trabajo.
¿Qué consecuencias trae esta decisión?
Este punto tiene varios focos de análisis y, sobre todo, varios problemas que la FVF tendrá que resolver. El primero es lo que ocurrirá en el futuro cercano, porque la próxima semana, el 2 de septiembre, La Vinotinto tendrá que enfrentarse a Argentina, último campeón de América y luego vendrán Perú y Paraguay. Como mínimo, es necesario designar a un entrenador interino que se haga cargo de la selección para esos compromisos.
En segundo lugar, vendrá contratar un nuevo seleccionador. Son varios los nombres que están rondando, tanto venezolanos como extranjeros. Pienso que el elegido terminará siendo un criollo, porque probablemente sea difícil convencer a un foráneo de hacerse cargo, luego de que su predecesor dejase el cargo por no haber cobrado por más de un año. En cualquier caso, también creo que llegar a un acuerdo con cualquier entrenador sin saldar previamente la situación con Peseiro, al menos con un acuerdo, es una falta de respeto con el trabajo del lusitano y su equipo y dará paso a muchas teorías. Por ejemplo, que los impagos hayan sido una estrategia de la dirigencia para desprenderse del técnico anterior y designar a otra opción que sea más de su preferencia.
En tercer lugar, viene el plan que tendrá este nuevo seleccionador. Es ideal que venga alguien con un proyecto a mediano y largo plazo que le permita a la Vinotinto retomar una senda competitiva que a su vez permita que ir a un mundial sea nuevamente un objetivo realista. Por otro lado, más allá de que, lógicamente este nuevo entrenador tendrá un estilo particular que posiblemente difiera del que tenía Peseiro, el reto más grande que tendrá inicialmente será ganarse la confianza de los jugadores. El lusitano hizo un trabajo de grupo importante y eso se vio reflejado en las distintas muestras de cariño y apoyo publicadas por varios de los futbolistas luego de darse a conocer su renuncia. Este también es un factor que sería bueno que tome en cuenta la FVF al momento de designar un nuevo técnico.
Ahora, ¿Por qué comento que el proyecto debe ser a mediano y largo plazo? Porque, lamentablemente, si las cuentas para ir a Catar 2022 ya eran muy cuesta arriba, con la dimisión del técnico con tan poco tiempo para preparar los próximos compromisos, que aparte vienen en una triple fecha, la hazaña de clasificar al próximo mundial se hace prácticamente imposible. Puede (y también espero) que esté equivocado y La Vinotinto logre sacar al menos seis de las nueve unidades que se van a disputar pese a esta crisis y se pueda meter en la pelea, pero es irresponsable vaticinar este tipo de panoramas con todas las circunstancias que hay en este momento.
Por último, está el problema que llevó a todo esto y es el flujo de caja de la Federación Venezolana de Fútbol. Esto es una señal clara de que el ente federativo no está exento de los problemas económicos que tiene el resto del fútbol nacional, por lo que se hace necesario buscar con urgencia fuentes alternativas para obtener ingresos y poder cumplir con las obligaciones económicas. Ojalá lo pueda conseguir esta nueva junta directiva, pero lo que es cierto es que si el máximo ente del fútbol venezolano tiene esta situación financiera tan precaria ¿Qué se puede esperar, por ejemplo, de los clubes que hacen vida en el balompié criollo?
Se necesita una transformación que haga que tanto la federación, como los equipos puedan al menos cumplir con sus pagos. Hay muchos jugadores del torneo local que, así como Peseiro, tienen más de un año sin percibir ingreso alguno. Esta situación es lamentable e inaceptable y es lo más importante que tiene que abordar la nueva directiva. Primero, porque antes que futbolistas o directores técnicos, estamos hablando de seres humanos que también tienen que llevar el pan para su casa. Segundo, porque hay que tener presente que el fútbol nacional no es solo La Vinotinto masculina de mayores, también lo son las selecciones femeninas y juveniles, los clubes del torneo local, tanto de Primera División como de las categorías de ascenso, el fútbol menor y tantos otros que se me están quedando fuera, pero que cada uno es una pieza más que debería tener este engranaje.
¿Es difícil con la situación del país en la actualidad? Por supuesto, pero también es consecuencia de muchos males que ha tenido el fútbol nacional desde antes de la crisis económica y que, al haber pretendido siempre construir la casa empezando por el techo, trajo como consecuencia toda esta actualidad en época de “vacas flacas”. Lo más triste es que esto está ocurriendo en el momento en el que tenemos el mayor talento disponible en cuanto a jugadores y en el que, por ejemplo, se debería estar aprovechando una generación subcampeona del mundo sub20. Esperemos, por el bien del fútbol y sobre todo, por todos aquellos que hacen vida en el fútbol y que en estos momentos pasan por tantos problemas, esta situación cambie más pronto que tarde.