Por Lic. Ricardo Martínez
Alrededor del 23 de febrero la ciudadanía concentro un conjunto de expectativas, en síntesis, la ayuda humanitaria entraría con el apoyo de la ciudadanía y los diputados, este suceso se generaría desde luego por la deserción masiva de la FAN o su apoyo irrestricto a Juan Guaidó. Si bien la noche del viernes el gobierno mostró débilmente la intención de dejar pasar la ayuda humanitaria, la acción del sábado estuvo acorde con las declaraciones del régimen quienes desde un principio se negaron a aceptar la ayuda humanitaria.
El posible ingreso de la ayuda humanitaria era una acción compleja debido a que tenia en cuenta tres puntos neurálgicos: la frontera con Colombia, la frontera con Brasil y la frontera con el Caribe (Falcón). Pese a ello el punto destacado, sin duda era el de Colombia pues lo que simbolizó el Aid Live y el encuentro de Duque, Piñera y Guaidó en esa zona llamaba la atención, no solamente de los venezolanos sino del mundo. Desde tempranas horas los venezolanos en su territorio intentaron cruzar el puente hacia el lado colombiano y fueron reprimidos, igualmente ocurrió con los venezolanos desde Cúcuta que intentaban pasar a Venezuela, sin embargo, en la tensión del momento un conjunto de soldados desertaron y se dirigieron al lado colombiano en un claro apoyo a Juan Guaidó, pero el acto más impresionante de la jornada fue el incendio de un camión repleto de las cajas con ayuda humanitaria.
Primeramente, la deserción de los militares denota como en rangos medios y bajos el descontento es patente, sobre el supuesto control férreo que tenía el poder político sobre la FANB, el sábado quedó claro que ese control no es tan marcado. Sucede la deserción porque el conjunto de incentivos que puede tener un soldado: prestigio o ayudas gubernamentales-en este tipo de regímenes, claro está- no cubren las mínimas expectativas; la FAN no goza de prestigio ni nacional ni internacional luego de convertirse en el brazo armado que atenta violentamente sobre la ciudadanía y respalda a un régimen que solo se sustenta por la amenaza y la falsa e infame promesa de llenarle los estómagos a los venezolanos, en segundo termino las prebendas que puede detentar un soldado venezolanos a duras penas le alcanza para sostenerse, sin tomar en cuenta su familia o hijos.
Por su parte la acción indigna de quemar unos camiones llenos de comida y medicinas le demuestran de manera patente a los venezolanos y a la comunidad internacional las claras intenciones de afectar los derechos humanos de la ciudadanía, si antes del sábado la legitimidad del régimen estaba decayendo, luego de la quema de la ayuda humanitaria disminuyó aún más. Por su parte la reacción del régimen es evasiva, es decir continúa negando la realidad, gesto claro de esto fue ver a Nicolas Maduro bailando y presionando a un adelanto de los carnavales para distraer a la ciudadanía. Ciertamente la ciudadanía esta convencida de que el régimen fracturo la voluntad de quienes en algún momento creyeron en ellos, ahora el gobierno se aísla y se encierra cual animal asustado en su cueva, quizás está oscura pero aún puede vivir y si alguien logra entrar le costará encontrarlo.
La posible entrada de ayuda humanitaria y la consecuente negativa del gobierno sirvió de caja de resonancia para que la comunidad internacional observara-una vez más- la exhibición vulgar de un régimen opresor y violento, prospectivamente la presión internacional se incrementará, Guaidó intentará multiplicar sus aliados en el exterior y continuaran los mensajes de reconciliación hacia la FAN. Importante es de destacar que todas las opciones están sobre la mesa. Finalmente, los venezolanos no debemos perder la esperanza pues no estamos solos, ahora somos millones que no estamos en Venezuela sino en todo el mundo apostando a un único objetivo: que retorne la democracia a Venezuela.