La visita de la CIDH a Venezuela

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) encargado de la promoción y protección de los derechos humanos en el continente americano en forma conjunta con la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), instalada en 1979, es una institución del Sistema Interamericano de protección de los derechos humanos (SIDH), el cual se inició formalmente con la aprobación de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.

La CIDH tiene la función principal de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos en las Américas de conformidad con el artículo 106 de la Carta de la Organización a través del sistema de peticiones individuales y el monitoreo de la situación de los derechos humanos en los Estados Miembro, valiéndose de diferentes mecanismos para cumplir su mandato.

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Desde el gobierno de Hugo Chávez y luego con el régimen de Nicolás Maduro el Estado de Venezuela ha intentado evadir su responsabilidad internacional en relación a la garantía y protección de derechos humanos, sumando esfuerzos para obstaculizar la incidencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos en el país. En este sentido, en el año 2012 el Estado de Venezuela denuncia la Convención Americana de Derechos Humanos implicando que en el año 2013 Venezuela saliera de la CorteIDH. Así como también con la denuncia de la Carta de la Organización de Estados Americanos en el 2017.

De manera que, queda en evidencia que al gobierno de Venezuela ha evitado sistemáticamente que los organismos internacionales puedan monitorear la situación de derechos humanos en el país para no ser expuestos frente al escrutinio internacional, aunque sin conseguir éxito, hoy en día acusados por  graves violaciones de derechos humanos y señalados de ser los causantes de situación de emergencia humanitaria compleja, ineludiblemente notoria con consecuencias en toda la región y de conocimiento de toda la comunidad internacional en consecuencia del uso efectivo de los diferentes mecanismos de protección internacional gracias al trabajo de documentación y denuncia de las organizaciones de la sociedad civil en articulación con los organismos internacionales y las alarmantes cifras de casos de vulneración de derechos humanos en sus diferentes dimensiones.

Uno de los mecanismos de los que se valen los organismos internacionales para velar la situación de derechos humanos en los países son las visitas in loco. Cabe destacar que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos no recibía invitación o solicitud formal del Estado de Venezuela desde el 2002, siendo esto una condición sine qua non para que la Comisión pueda ejercer este mecanismo. Esto lo hacen siendo consecuentes con lo anteriormente mencionado.

CIDH
CIDH. Foto: Cortesía

¿Por qué son importantes las visitas in loco?

Las visitas in loco son un mecanismo para observar y analizar en profundidad la situación general de los derechos humanos en un país o para investigar una situación particular. En general, estas visitas dan lugar a la preparación de un informe sobre la situación de los derechos humanos que sea observada, el cual es publicado y presentado ante el Consejo Permanente y la Asamblea General de la OEA.

Si bien en abril del año 2019 el régimen concretó la denuncia de la Carta de la OEA, el Consejo Permanente realizó una votación en la que reconocieron al Gobierno de Juan Guaidó y a su representante Gustavo Tarré como la representación de Venezuela ante la organización. En este sentido, el legítimo Gobierno Venezolano realiza la invitación a la CIDH para que viniese al país a constatar la situación de los derechos humanos.

El pasado 4 de febrero el régimen de Nicolás Maduro hizo todo lo posible para impedir esta visita; sin embargo, lejos están de haber cumplido con su objetivo. El régimen resultó perdiendo a nivel interno como externo.

¿Cuáles son las implicaciones de la visita de la CIDH?

A nivel interno el régimen, por la inflexibilidad que le da su vocación antidemocrática, las contradicciones con el discurso oficial y lo demoledor que fueron los informes de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se vio obligado a impedir la visita de la CIDH porque, además de lo anterior, era un ejercicio de soberanía por parte del Gobierno de Juan Guaidó.

Una estrategia diferente quizá hubiese podido ahorrarles más problemas, pero permitir la entrada hubiese significado, tácitamente, reconocer al Presidente (e).

A nivel externo el régimen perdió en una perspectiva más amplia. En primer lugar, esta visita ocurre mientras Juan Guaidó se encuentra realizando una gira internacional que busca sumar aliados y mantener al asunto Venezuela en la agenda internacional. La actitud del régimen solo alarma e incentiva más acciones por parte de la comunidad internacional junto al fortalecimiento de la imagen del Gobierno del Presidente (e).

Esto también puede afectar los intereses de régimen dentro de la OEA. El próximo mes serán las elecciones para elegir al Secretario General y esta nueva evidencia de la poca voluntad del régimen en el respeto de los derechos humanos fortalece la necesidad de que la región atienda la situación en Venezuela con posturas más fuertes. Esto puede jugar a favor de la reelección de Luis Almagro cuya candidatura es la única de las tres que se plantea fuerte frente al régimen de Nicolás Maduro y su permanencia en el cargo mantendrá a Venezuela en la agenda de la OEA y el lobby que desde ahí se genera para la presión internacional. 

Finalmente, la propia redacción del informe es una pérdida para el régimen. Seguramente será mucho más crítico de los que prepara usualmente la CIDH y se elevará, además del Consejo Permanente y la Asamblea General, ante el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas: foro en el que el régimen ocupa un espacio desde octubre pasado y en el que aún tiene mucho que perder en términos de credibilidad y legitimidad. Incluso, podría darse que este informe contenga un lenguaje que le permita sumarse a la información que recibe la Oficina del Fiscal de la Corte Penal Internacional para la realización del examen preliminar. 

Por su parte, la Comisión pudo realizar la visita en la ciudad fronteriza de Cúcuta el pasado 6, 7 y 8 febrero lo que consuma un logro el trabajo de monitoreo de la Comisión, ya que gracias a la suma de  esfuerzos y articulación con las organizaciones de la sociedad civil y víctimas que fueron escuchadas, se CIDH pudo recopilar y documentar información que efectivamente constata la sistemática violación de graves violaciones de derechos humanos en Venezuela, dejando al régimen en una situación de desventaja.

Por: Mariana Hernández y Vicente Albornoz

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