A la espera una compleja transición
La actual crisis en Venezuela asoma la posibilidad de un gobierno de transición. Por lo que, emprender la labor de reflexionar sobre esta posible realidad se presenta de forma ineludible. Las siguientes líneas buscan aproximarse a la misma, teniendo en cuenta que no se tienen nociones precisas de cuándo y de qué forma se va a dar esta transición, sin embargo, se plantea dentro de un esquema de escenarios futuribles, como una realidad, la cual, inexorablemente, en algún momento va a llegar.
¿Cuáles problemas de gobernabilidad pudiera traer la transición?
Es menester generar ciertas aproximaciones que permitan identificar los posibles problemas de gobernabilidad a los que este gobierno puede propender, tomando en cuenta las condiciones actuales del país y considerando los diferentes actores sociales dentro del espectro político y su incidencia en un esquema de gobernabilidad.
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Ver másEl gobierno de transición estará condicionado por la forma en la que se dé el quiebre del régimen actual. Por lo que, resulta importante tomar en cuenta los diferentes escenarios posibles que puedan generarse en aras de emprender un gobierno de transición.
Ahora bien, la situación actual de crisis económica, social y política advierte que el panorama en el cuál se va a apalancar este gobierno de transición no va a ser sencillo. En este sentido, la estabilidad de esta se puede ver afectada por múltiples razones.
Una eventual transición, supone, un cambio de régimen dominante, por lo que, ciertos sectores con capacidad de influencia y de articulación de redes, con intereses importantes, no tendrán la capacidad que tienen hoy en día. De manera que, en este escenario, estos sectores tendrán una capacidad de maniobra restringida, por lo que serán un factor potencialmente desestabilizador de esta transición.
¿Cuáles son estos grupos?
Dentro de este este grupo están, por un lado, quienes hoy detentan el poder político, con capacidad de toma de decisiones vinculantes para el país, el régimen que opera y todas las redes que forman parte del mismo, integrada por un ala civil y un ala militar de gran importancia, la cual se debe estudiar y observar con cuidado. Estos sectores no van a aceptar con facilidad que sus privilegios y capacidad de mando se vea restringida. El ala militar no va a regresar a los cuarteles, tienen aspiraciones de seguir en el juego político.
Por otro lado, esta otro sector significativo, son los que hoy gozan de cuotas de poder y se encuentran en posiciones privilegiadas e incluso protegidas por el régimen, quienes se benefician del régimen, pudiendo tener o no espacios en el ejercicio del poder político como, por ejemplo: grupos con intereses económicos, redes de comercialización y distribución de mercancías adjudicadas por el Estado, redes de narcotráfico y crimen organizado, a los cuales sus intereses económicos se pueden ver menoscabados.
En este sentido, la escasa capacidad de lectura e interpretación de las aspiraciones e intereses de estos sectores y la incapacidad de acuerdo y de lidiar con los mismos, puede llegar a pulverizar el eventual gobierno de transición.
¿Qué pasa con la ciudadanía?
El grupo mayoritario del país, los que no poseen ningún tipo de privilegio y son los mayores afectados por la situación: la ciudadanía venezolana; la cual exige cambio político y qué está desperada por verlo posible, quienes pueden pecar por exigen un cambio político y buscan que sus necesidades básicas sean satisfechas. Son muchas las demandas sociales, las cuales exigen respuestas inmediatas en diferentes áreas. De manera que, al no sopesar la priorización de respuesta de estas demandas, o la incapacidad de respuesta hacía las mismas, aunado con la impaciencia por la obtención de respuestas, desequilibraría el sistema, generando un clima de ingobernabilidad.
Adicionalmente, los cambios o correctivos que tome este gobierno de transición, como políticas económicas o los llamados paquetes económicos pueden generar grandes riesgos, ya que como plantea Dany Rodryk: No sólo hay que tener en cuenta la calidad técnica de las políticas económicas sino sí son sostenible políticamente. Es necesario manejar la dualidad: correcto técnicamente y sostenible político socialmente. De modo que, sí esa dualidad no es sopesada, la crisis económica puede hacer que la sociedad venezolana no tenga capacidad de aguante a la misma, y que debido a la impaciencia y a las esperanzas de cambio como se planteó anteriormente, pueda generar en una gran desvinculación con este gobierno de transición qué, además, engendre una deslegitimación de este.
¿Y los partidos?
Otro problema de gobernabilidad que se pudiera generar es la poca capacidad de articulación o consenso que puedan tener los partidos y sectores que lleven a cabo la transición, así como también, la exclusión de otros sectores políticos importantes que también forman parte de los grupos nombrados anteriormente, lo que puede generar una fractura desde adentro, en la que pequeños grupos con importancia, capacidad de influencia y de movilización creen una matriz de opinión que alimente el desmerito y la no legitimación del gobierno de transición, pudiendo dejarlo sin la capacidad de timonear la situación, fragmentado en gran medida la estabilidad y la gobernabilidad de la transición.
La reunión de todos elementos y condiciones, resultarían en problemas graves de ingobernabilidad, pudiendo fragmentar un posible gobierno de transición. Por lo que, resulta necesario, generar una propuesta que limite y resuelva a priori la generación de este tipo de problemáticas y que, en este sentido, permitan la consolidación de un gobierno de transición dentro de un esquema de gobernabilidad democrática.
¿Qué debería hacer el gobierno de transición?
Este gobierno de transición debe cimentar diferentes elementos que consoliden su legitimidad, por lo que su fortalecimiento puede sostenerse en el origen de este gobierno, entendiendo la cultura política de lo sociedad venezolana y la lectura que se le haga a la misma.
Haciendo referencia a la articulación y armonía de intereses, fundamental dentro del esquema, es necesario resaltar el equilibrio de las demandas y respuestas que puedan entrar al sistema, la capacidad que se pueda tener de los requisitos que vengan del interior de la sociedad, aquí el elemento cognitivo es muy importante, porque es importante el rol del liderazgo y de instituciones que sean capaces de dar lectura e interpretar las demandas sociales, las cuales muchas veces no son expresas.
La articulación entre los diferentes sectores de la sociedad es imprescindible. Es importante que se conozcan cuáles son los actores sociales, el papel y las demandas de cada uno, la inclusión de la iglesia, y de los diferentes sectores de la sociedad civil, resultan de gran relevancia. En este sentido, es menester mantener el consenso activo de los sectores claves de la sociedad, sin dejar de un lado aquellos grupos que tienen capacidad de desestabilizar el gobierno. Entendiendo que, en términos de gobernabilidad, hay una regla clave que indica que no se puede dejar un interés significativo con capacidad de desestabilizar desatendido. En este inciso, el liderazgo es fundamental en aras de llevar el pulso del ánimo colectivo.
Se sostiene que el éxito radicará en la constitución de un gobierno de verdadera y sincera unidad nacional, por lo que se propende superar los desacuerdos profundos en cuanto a los propósitos, las estrategias, las tácticas y el liderazgo entre los diferentes sectores, donde se manifieste la voluntad real buscar soluciones pactadas.
Ahora bien ¿Qué hacemos en términos de justicia transicional?
Hablar de transiciones nos lleva, ineludiblemente, a hablar de justicia transicional. Por definición, la justicia transicional se refiere a las respuestas legales con que se abordan los crímenes cometidos por regímenes represores anteriores. Sobre esta definición se debe aclarar que no se trata de únicamente castigar a los responsables, sino que esta justicia debe ser de tipo restaurativo para que sirva como instrumento de reconciliación con el pasado y punto de partida para la reconstrucción del estado de derecho, la democracia y las medidas de no repetición.
En la teoría la justicia transicional no debería de plantear dilemas entre la verdad y la justicia porque en estos contextos de transición los Estados, de acuerdo al derecho internacional de los derechos humanos tienen la obligación de garantizar el derecho a la verdad de las víctimas y el deber de investigar y sancionar a los responsables.
Sin embargo, en la práctica estas cuestiones se complejizan porque la justicia transicional depende casi en su totalidad de su contexto. Es decir, la capacidad para llevar a cabo el esclarecimiento y juzgamiento de los hechos del pasado por parte de un Gobierno de transición dependerá de los actores y acuerdos preexistentes que lleven a un escenario de transición. El contexto también involucra otros elementos importantísimos que involucran a la sociedad como entelequia y, aquí hago referencia a un elemento particularísimo de un supuesto caso venezolano. Definir el papel desempeñado por la ideología en los crímenes.

Es importante entender el equilibrio que debe existir en la búsqueda de justicia, la protección de las víctimas y las garantías y amnistías que se ofrecen a quienes deseen aliarse para asegurar la caída del régimen. Bitar y Lowenthall (2016) en su libro transiciones democráticas, los explican de la siguiente manera:
“En todos los casos se ejerció una fuerte presión política y social para que se pidieran cuentas a los miembros del anterior régimen autoritario por las violaciones de los derechos humanos y la corrupción flagrante. No obstante, era fundamental equilibrar el justo anhelo de verdad y justicia con la obligación de proveer garantías y protección a las personas que abandonaban el poder. En algunos casos se celebraron procesos judiciales transparentes, a lo largo del tiempo, para conocer (en la medida de lo posible) la verdad sobre las violaciones de los derechos humanos; reconocer e incluso compensar a las víctimas; y, cuando era viable, procesar a los principales perpetradores. También era importante garantizar a aquellos que abandonaban el poder que no se juzgaría indiscriminadamente a los exfuncionarios. Para abordar estas cuestiones tan complejas no se aplicó una fórmula única”.
Por otro lado, resulta inminente una comisión capacitada para generar una nueva constitución que sea satisfactoria en términos del cumplimiento de los objetivos perseguidos y de la capacidad de respuesta institucional a las necesidades del entorno; un andamiaje y arquitectura institucional democrático, inclusivo y que genere los incentivos necesarios para potenciar la sociedad civil y la empresa privada, es necesario una reinstitucionalización del sistema de justicia, la relegitimación y despartidización de los diferentes poderes públicos, incluso de la fuerza armada nacional, la eliminación del Comisión Nacional Electoral y la reducción de la burocratización existente. Tras la crisis actual en Venezuela, la transición costara una inversión grande de tiempo y arduo esfuerzo; la misma, depende de la estrategia y la presión que se genere actualmente para ver caer el régimen, y a partir de allí, el trabajo por venir requiere mucha inteligencia y paciencia para ver sus frutos. Sin embargo, con lo revisado anteriormente, experiencias y recomendaciones puestas sobre el tablero, se sugiere, que si se puede ver luz al final del túnel y que este proceso puede ser exitoso, dependiendo de la voluntad político de quienes han emprendido este proceso.
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