Tendencias que se expanden diferencialmente con la crisis del coronavirus en el marco de la crisis multidimensional global
Una de las tendencias se refiere a la expansión de una diferenciación funcional asociada con formas específicas y cada vez más especializadas de tecnologías innovadoras de información, comunicación y salud que concentran aún más al capital global en empresas de la tecno-economía de la información, la comunicación y financieras.
Los cambios generados en el plano cultural en las regiones han sido inigualables, abriendo paso a un relativo nuevo poder económico, cultural, político y por ende con impacto social, impulsado por los medios comunicación y que se encuentra de forma repetitiva en cada uno de los países, esta nueva fuerza de la tecno-economía de la información Calderón (2017) ha significado una repercusión en el consumo, la forma de ver y hacer las cosas, así como en la cotidianidad, reorganizando de forma satisfactoria las prioridades en función de sus utilidades, pues los sistemas políticos no alcanzan a procesar la fuerza de estas entidades, quedando rezagados o como simples observadores, esto ha agrandado la brecha de desigualdad a nivel global, no obstante, en América Latina la situación es mucho más grave debido a los grandes niveles de desigualdad de nuestros países.
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Los capitales privados concentran buena parte del control mencionado, las tecnologías innovadoras de información, comunicación y salud benefician en gran medida la integración y la interconexión, acercando a personas de diferentes latitudes, pero a ese mismo ritmo aumenta las brechas de desigualdad, como afirma F. Calderón (2017:398) los procesos de modernización tecno-económica y cultural que la mayoría de los países de la región ha experimentado tienden también a generar malestar e insatisfacción, pues se había avanzado en bienestar social, pero la pluralidad ha disminuido, esto en conjunto con la crisis generada por la pandemia dificulta en gran medida una reducción de la pobreza y la exclusión.
Claramente el mundo se enfrenta a un fenómeno nunca antes visto, en términos de F. Calderón (2018:132), el mundo se enfrenta a una kamanchaca, un hecho único e incierto que combina entre otras cosas, una emergencia sanitaria global de gran envergadura, el crecimiento de la tecno-economía y la respuesta de unos débiles y colapsados Estados latinoamericanos, así por consiguiente se han dejado de lado otras variables de gran importancia: la igualdad de género, la expresión de la diversidad, las luchas por las reivindicaciones de los pueblos ancestrales, el medio ambiente, entre otros, que hoy en día están sufriendo la peor cara de la pandemia.
En conclusión, los Estados deberán asumir de forma responsable los roles que representa una situación de esta envergadura, demostrar las capacidades para el logro de los objetivos, así como la transformación de los discursos y los programas en realidades, articulando los diferentes niveles locales, nacionales y globales en sintonía con las demandas sociales.
Otra tendencia se refiere al fortalecimiento de la comunicación digital en el centro de la vida humana
El fortalecimiento de las tecnologías de comunicación e información (TIC’s) han impactado los diferentes aspectos de la cotidianidad a nivel global, el ámbito laboral, familiar, social se han visto envueltos en este nuevo panorama de sobre información, consolidando a las redes sociales como un nuevo ámbito de conflicto, encuentro, negociación y poder. A su vez, fungen como plataformas de expresión, movilización e incidencia, Maldonado (2015:235) dentro de la participación política no convencional, donde principalmente los jóvenes juegan un rol preponderante en las críticas al sistema político y al régimen; teniendo influencia en la agenda pública y por consiguiente en la toma de decisiones.
Resulta curioso la cantidad de movimientos sociales que se han generado últimamente, los cuales liderados por jóvenes plantean la idea de una participación activa en el quehacer de las sociedades y son las plataformas de interacción digital las que permiten el gran alcance de esta generación, teniendo así una ventaja comparativa en contraposición a los medios tradicionales verticales, la comunicación en redes es horizontal y más fluida.
Por otra parte, se debe resaltar el elemento nodal que representan las tecnologías en la pandemia, dadas las restricciones sanitarias, el teletrabajo plantea la única alternativa para muchos trabajadores y profesionales que han visto limitada su movilización en las zonas urbanas, adicionalmente, otras áreas como la telemedicina y la teleeducación cobran gran relevancia durante la presente crisis, por lo que es notable el cambio cultural generado por las tecnologías y afianzado por la pandemia de la COVID-19. Maldonado (2015:236) plantea una triple revolución con la masificación del acceso a Internet, el nacimiento de las redes sociales como nuevos espacios y protagonistas de la interacción social, y la gran acogida en el uso y acceso a dispositivos móviles, este conjunto refiere a cambios que pretenden alterar el establishment afianzando por parte de los jóvenes las prácticas democráticas, tal es el caso de los movimientos sociales entre otros en Chile, México, Brasil y por último Colombia donde se ha visualizado una alta tendencia a la participación de los jóvenes.
En definitiva, las nuevas tecnologías han llegado para movilizar a los jóvenes tradicionalmente desmovilizados, pero también para generar cambios educativos y culturales, no obstante, la importancia hoy radica en la socialización de estas herramientas pues lamentablemente una buena parte de la región en todas las edades transversalmente aún no se encuentra conectada a estas herramientas.
Una tendencia más, es la reconfiguración de un nuevo mapa geopolítico de poder global
La pandemia de la COVID-19 se encuentra reorganizando el panorama geopolítico en función de ella y en esta reconstrucción del orden mundial quedan mucho más latentes las complejidades y desigualdades de las relaciones norte-sur, no obstante, es notable la increíble expansión de la influencia de países como Rusia y China sobre todo en los países en vías de desarrollo como los latinoamericanos, aprovechando los elevados precios de las materias primas China ha reforzado su posición en países como Chile y Perú principalmente exportadores de commodities, sobresale también que los países con mayor dependencia de las economías centrales también han sufrido periodos serios de inestabilidad política en los últimos años, si bien no denota una relación causal entre la influencia de estos países en la región a simple vista, es observable un deterioro de las instituciones políticas y de desconfianza en los diferentes actores, algo que no ha disminuido durante la pandemia.
Por otra parte, es de observar la dicotomía existente como plantea F. Calderón (S/f, S/p) entre la rational choise y el humanismo, la pandemia ha derivado en una fricción entre estos dos ideales contrapuestos, la primera justificando que la economía no se puede sacrificar por encima de la salud, argumentando que luego no se tendría ni economía, ni salud para una recuperación y la segunda que justifica la detención temporal de la actividad económica en pro de una mejora sanitaria, esta dicotomía ha prevalecido en Latinoamérica, donde gobiernos de países como Brasil han desconocido la gravedad de la crisis llevando al sistema de salud al colapso.
En adición, la crisis de los regímenes políticos ha puesto en evidencia la debacle de los modelos neoliberal y neodesarrollista orientando el desarrollo hacia una dinámica informacional, Calderón (et. Al. :52-53), teniendo a la innovación y la creatividad como ejes vinculantes con las capacidades: culturales, sociales, educacionales, se plantea la construcción de un nuevo modelo de desarrollo: el desarrollo humano informacional.
Para finalizar, es imperativo repensar el mapa geopolítico en forma de integración regional, no desde el punto de vista nacional ni con convenios desiguales, a fin de afrontar vicisitudes como las actuales, articulando a su vez lo local con lo colectivo y teniendo como apoyo las tecnologías informacionales es plausible disminuir el indudable impacto de la coyuntura actual.
Referencias
Calderón, F. (2017), «Navegar contra el viento. América Latina en la era de la información», en Calderón, F., La construcción social de los derechos y la cuestión del desarrollo. Antología esencial. Buenos Aires, CLACSO (p. 47-72).
Calderón F. (S/F). Navegar contra el viento en los tiempos del virus. 13/07/2021, de Universidad Nacional de San Martín. Sitio web: http://revistaanfibia.com/ensayo/navegar-contra-el-viento-en-los-tiempos-del-virus/
Maldonado, C. (2015), «Cap. 4: Participación política, apego a la democracia y temas prioritarios de las personas jóvenes en América Latina, 2000-2013», en CEPAL, Juventud: realidades y retos para un desarrollo con igualdad, Santiago de Chile, CEPAL. Informe editado por D. Trucco y H. Ullman. (p. 207-260).
Villasante M. (26/05/2020). La reconstrucción del orden político mundial después del COVID-19. 13/07/2021, de Instituto de Democracia y Derechos Humanos Sitio web: https://idehpucp.pucp.edu.pe/notas-informativas/la-reconstruccion-del-orden-politico-mundial-despues-del-covid-19/
Calderón, F. (2018), «Política, desarrollo humano y jóvenes. Entrevista con Fernando Calderón», en Revista Andamios, Nro. 6, La Paz. (p. 130-136)
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