Entre tambores, licor, gritos, algarabía y una profunda e infinita fe por San Juan Bautista transcurrieron las festividades en honor a este santo durante los días 23 y 24 de junio. Dos días fueron suficientes para poder observar que la fe es un elemento que direcciona al venezolano al involucrarse con manifestaciones de nuestra cultura e idiosincrasia a tal punto que se olvida en cierta medida el contexto condicionante que, en nuestra realidad (año 2021) sigue teniendo nombre y apellido: Pandemia por la COVID-19.
A lo largo y ancho de las costas de los estados Vargas (La Guaira), Aragua, Carabobo y Miranda se pudieron apreciar diversas manifestaciones multitudinarias con una considerable asistencia de ciudadanos donde la ausencia de medidas de bioseguridad fueron el rasgo distintivo de los innumerables videos y fotos que se difundieron a través de redes sociales y mensajerías instantáneas como WhatsApp.
Entonces… ¿Hubo algún tipo de orden en estas celebraciones?
Vale decir que durante estas celebraciones se pudo apreciar la presencia policial, pero solo para el control de cualquier hecho que pudiera perturbar la paz y la tranquilidad de los ciudadanos, sin embargo el control en cuanto al correcto uso del tapabocas y las normas de distanciamiento social estuvieron completamente ausentes.
Otras medidas como bloqueos de accesos terrestres hacia ciertas zonas el mismo 24 de junio, fecha nuclear en torno a estas festividades a San Bautista, también se hicieron presentes para limitar el desplazamiento y aglomeración de personas, sin embargo esta medida fue un poco tardía, habida cuenta los desplazamientos de numerosos ciudadanos hacia las poblaciones costeras se llevaron a cabo desde el 23 de junio en horas de la tarde.
Entre opiniones disímiles
Si hubo un aspecto que reinó en estas celebraciones a San Juan Bautista fueron las opiniones disímiles. Por un lado, un sector de la población aprobó su realización y asistió a estas celebraciones conscientes del riesgo que ello implicaba, y otros ignorando completamente la pandemia que nos envuelve y ausentes de cualquier ‘‘cabo que lo atara a tierra’’ en relación a la peligrosidad de esas aglomeraciones en un país en el que aún el proceso de vacunación no es tal como para permitir estas celebraciones.
Completamente distante al anterior punto de vista, también hubo ciudadanos que satanizaron completamente estas celebraciones, a tal extremo de respaldar una eventual suspensión. Sin embargo, el hecho cierto es que las manifestaciones fueron multitudinarias, y en ese sentido quedará para el devenir apreciar si habrá algún tipo de secuela en torno a estas celebraciones.
¿Cuál debería ser nuestra postura ante estos eventos en el marco de la pandemia?
La pregunta que postulo es sumamente difícil de responder y nos remite una vez más al debate entre Salud Vs. Cultura y tradición. Parece ser que, vistos los eventos de los últimos dos días, los ciudadanos pueden tener conciencia de la letalidad de este virus, pero sin embargo acuden a estas manifestaciones de fe.
Quizás pueda parecer contradictorio, pues en este caso un fenómeno mundial (pandemia por la covid-19) definido por la ciencia, ha determinado que esta partícula infecciosa puede replicarse en muchos organismos, y frente a ello encontramos acciones de ciudadanos venezolanos que motivados por la fe y la devoción acuden a estos eventos.
Entonces, en resumidas cuentas el hecho cierto es que entre la festividad a San Juan Bautista, el bicentenario, la semana flexible, y el mal llamado puente que se hace entre los días miércoles 23 de junio y el lunes 28 de junio de este año muchas serán las celebraciones que se llevarán a cabo, habida cuenta los habito, costumbre y cursos de acción del venezolano todo ellos predecibles ante esta circunstancia. Por esta razón, ante todo ello: PRUDENCIA.