Venezuela vive una situación bastante compleja. El devenir del país desde los últimos años, ha estado auspiciado por un profundo debilitamiento de las instituciones del Estado. La erosión de la democracia y una crisis económica sin precedentes, ha derivado en una situación de ingobernabilidad donde el Estado es incapaz de mantener un equilibrio en cuanto a las necesidades de la ciudadanía. En consecuencia, ha creado una situación de conflicto prolongado que se ha transformado en una emergencia humanitaria compleja.
¿Me voy o me quedo?
La movilidad humana, ha sido una característica inherente a los seres humanos a lo largo de la historia de la humanidad. Desde sus orígenes, las personas han migrado en busca de mejores condiciones de vida, para poblar otros lugares del planeta, o para huir y sobrevivir a amenazas causadas por el hombre o la naturaleza. Para los venezolanos, la razón de migrar ha sido causada sistemáticamente por el régimen[1].
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Según el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos, el 90% de los venezolanos se encuentran en una situación de pobreza y la clase media ha desaparecido rotundamente[2]. De manera que, con este panorama y sin una pronta esperanza de cambio real, desde hace algunos años los venezolanos se han visto en la necesidad de salir del país para cubrir las necesidades no resueltas en Venezuela, intensificando esta realidad desde el 2017.
Todos los días, al menos 5.000 personas salen del país. Según, cifras publicadas el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello y, en la actualidad, se estima que el éxodo de venezolanos alcanza una alarmante cifra de más de 5.000.000 de personas[3]. Esta situación se ha ido presentando como un problema y desafío para todos los países de la región, sobre todo, para los principales receptores de la migración venezolana.
Migración en Venezuela ¿A quiénes afecta?
Organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha resaltado que la migración forzada de personas venezolanas que se ha generado en los últimos años representa uno de los más grandes desafíos en la historia de la región en materia migratoria y de asilo. La CIDH, ha expresado su preocupación por el gran número de personas venezolanas que se han visto forzadas a migrar, como mecanismo de supervivencia ante la grave crisis humanitaria que afecta al país. En particular, por los efectos que vienen ocasionando la escasez de alimentos, medicamentos y tratamientos médicos[4].
Las razones por las cuales los venezolanos han migrado son muchas. El país receptor de la mayor cantidad de inmigrantes venezolanos es Colombia y en un estudio de 2019, realizado en este país por el Servicio Jesuita a Refugiados, en donde los entrevistados podían indicar varias opciones, encontró que: el 61,3% de las personas venezolanas decidieron migrar por inseguridad.
El 76,5% por desesperación y altos niveles de estrés, ante la situación que sucede en el país; el 58% por hambre; el 52,1% por incertidumbre de lo que ocurrirá con el país; y el 52,8% por falta de medicina por tratamiento médico[5]. Un estudio realizado muy recientemente por la Organización Sin Mordaza, indica que 9,2% de los jóvenes venezolanos ha salido del país por motivos de persecución política.
Una de las razones, por las cuales un sector de los venezolanos emigra y en la cual queremos concentrarnos es la limitada posibilidad que existe en el país para que los profesionales ejerzan su profesión. Esto, debido a las casi inexistentes plazas disponibles y la escaza posibilidad de crear nuevos empleos en el país.
Sumado a esto los altos costos de subsistencia han llevado a que los venezolanos profesionales como médicos e ingenieros, entre otros, hayan tenido que salir del país. Este mismo estudio hecho por Sin Mordaza indica que 49.6% de los jóvenes que han salido del país tiene estudios superiores.
Venezolanos afectados
Estos profesionales formados en las insignes Universidades venezolanas, están sirviendo hoy en día en otros países.Por lo que se evidencia que, en Venezuela, se vive el fenómeno de “fuga de cerebros”. Un claro y emblemático ejemplo de esto es el de los talentosos médicos venezolanos que, en vista de la precariedad de la situación hospitalaria en Venezuela, se encuentran ejerciendo en otros países, siendo su rol muy importante en la lucha contra la COVID-19.
La “fuga de cerebros” es un proceso que consiste en un desequilibrio de la cantidad y el flujo entre los países que invierten en la formación de científicos y profesionales y otros que, por ofrecer mejores condiciones de bienestar y de organización académica y profesional se convierten en un eje de atracción. Este fenómeno fue nombrado como brain drain por la Royal Society[6] en el año 1963 cuando una gran cantidad de profesionales calificados ingleses emigraron a los Estados Unidos.
La movilidad de científicos y profesionales no constituye en sí misma un problema. Esta, ha sido la forma en que el conocimiento se ha trasladado por el mundo, Así es como las comunidades científicas y profesionales, entran en contacto, colaboran y avanzan. El problema ocurre cuando esa interacción o esa movilidad, es en un solo sentido y un país empieza a “exportar” grandes cantidades de científicos y profesionales que no retornan. Esto es lo que se debería evitar -o revertir- en la medida que exista un cambio político en Venezuela.
¿Cuáles son las recomendaciones?
Una estrategia para buscar cambiar esta situación, es la creación y fortalecimiento de redes de científicos y profesionales. De acuerdo a García de Fanelli (2008:113) “estas redes buscan actuar como nexos entre las redes locales y las globales de desarrollo científico y tecnológico. La red, permite que quienes se han establecido en otros países tengan la posibilidad de prestar ayuda y colaboración a sus colegas y comunidades”[7].
Agregaríamos que esta red permitiría recopilar, cuantificar y diseminar información valiosa para la promoción de políticas que logren insertar a los “cerebros en el extranjero” en sus áreas en los países en los que actualmente residen. Evidentemente, la generación de políticas públicas o plan integral de repatriación del talento llevado a cabo por un gobierno de transición en Venezuela.
La creación de una red para los científicos y profesionales venezolanos en el extranjero, no sería una experiencia nueva. A propósito del “viernes negro” de 1983, se dio un proceso de fuga de cerebros. En 1994, gracias a la gestión del aquel entonces, representante del gobierno venezolano ante la UNSECO, Kerdel Vegas, fue creada y financiada la red Programa Talento Venezolano en el Exterior (TALVEN). Lo Que sirvió, para vincular a los venezolanos que habían estudiado en el exterior, con sus pares en Venezuela, procurando la relación e intercambio académico y laboral.
Una idea que puede iniciar hoy para revertir la fuga de cerebros es la constitución de una nueva red de científicos y profesionales venezolanos en el exterior. Una adaptada al mundo que vivimos, a la situación y necesidades de los migrantes venezolanos. Que se apoye en la disposición de las democracias de la región y el mundo. Para colaborar con la causa venezolana y que incluya a las OSC que han proliferado en casi todos los países quienes, gracias a su labor humanitaria, cuentan con un gran capital relacional e importantes cantidades de información.
Más recomendaciones
Sin embargo, debe quedar claro que, toda medida, estrategia u plan que aspire a verdaderamente “repatriar el talento” pasa por cambiar la realidad política y socioeconómica actual de nuestro país. Esto, porque los elementos que motivaron a los más de cinco millones de venezolanos que han salido del país. Sean científicos y profesionales o no, grosso modo, son las mismas: inseguridad; ausencia de condiciones de trabajo y vida aceptables; persecución política; y búsqueda de mejores oportunidades profesionales y académicas.
Reflexionar sobre la repatriación en Venezuela es un imperativo, ya que el capital humano es el principal motor de un país y una vez exista un cambio político es necesario generar los incentivos suficientes para que los profesionales venezolanos quieran volver y reconstruir el tejido social, institucional y económico de la Venezuela de las potencialidades.
El gobierno de transición, además de generar las políticas e incentivos propios de repatriación del talento como disminución de impuestos -entre otras medidas-, debe generar todo un esquema de seguridad, estabilidad y garantías en lo económico. Que pasan por contar con, credibilidad y confianza en las instituciones para que el venezolano que ejerce su profesión afuera, se motive a decir “yo me devuelvo”.
[1] CIDH (2015): Movilidad Humana, Estándares Interamericanos
[2] CSIS (2018): Venezuela´s crisis now is a regional humanitarian disaster.
[3] CDH-UCAB: Migrantes y refugiados de Venezuela
[4] CIDH: Informe Anual 2019. Capítculo IV.B Venezuela
[5] CIDH: Informe Anual 2019. Capítculo IV.B Venezuela
[6]La Royal Society of London for Improving Natural Knowledge. En español, Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural, es la sociedad o red científica más antigua del Reino Unido y una de las primeras en Europa. Su primera reunión fue registrada fue el 28 de noviembre de 1660. Su misión, es el reconocimiento, promoción y apoyo a la excelencia en la ciencia y motivar el desarrollo y uso de la misma para el beneficio de toda la humanidad.
[7] García de Fanelli, A. (2008). Políticas públicas frente a la» fuga de cerebros»: Reflexiones a partir del caso argentino. Revista de la educación superior, 37(148), 111-121.